Salvador Llamas Urbina, el funcionario vallartense asesinado el viernes pasado en el restaurante Sonora Grill de Providencia en Guadalajara, había estado envuelto en polémicas, entre ellas denuncias por amenazas.
Antes de llegar a Jalisco, en las elecciones del 2018 compitió en Zacatecas por la diputación local en el Distrito I, abanderado por el Partido Verde Ecologista de México.
A Jalisco entró por la puerta grande, al incorporarse a la Administración 2021-2024 de Puerto Vallarta.
Se le cuestionó el dobleteo de cargos que ejercía en el Gobierno Municipal. Era, al mismo tiempo, director general del Sistema de los Servicios de Agua Potable, Drenaje y Alcantarillado (Seapal); y llevaba las riendas como coordinador de gabinete, cargo concedido en febrero pasado por el Alcalde Luis Alberto Michel.
Carla Esparza Quintero fue una de sus detractoras. La regidora morenista presentó el pasado 29 de septiembre quejas contra los hijos de Michel por tratar de sobornarla con un sobre para votar a favor una modificación presupuestal, y de que éstos habían montado una especie de gobierno alterno.
Antes de ello, en el mes de julio, solicitó el cese de Llamas Urbina como titular del Seapal.
Tras su postura, aseguró haber sido víctima de un atentado en su camioneta, de acuerdo con las denuncias por violencia política en razón de género ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco y la la Comisión Estatal de Derechos Humanos; así como en la Comisión de Honor y Justicia de Morena.
En el historial de acusaciones, el hoy fallecido resultó el consejero más votado el pasado 25 de agosto al repetirse la asamblea para elegir consejeros en el Distrito 5 de Zapopan. El triunfo se manchó con señalamientos por compra de votos.
Llamas Urbina obtuvo 2 mil 362 votos, 50 por ciento de la votación total para hombres. En la anterior jornada electoral -que fue anulada- no había conseguido espacio como consejero.
Ciudadanos indicaron que se entregaban en los alrededores de la casilla de Paraísos del Colli de 200 a mil pesos en efectivo para apoyar a la fórmula compuesta por Melissa Cornejo y Salvador Llamas.
Ahora se sabe que al momento del ataque Llamas Urbina iba en una camión blindada y llevaba 8 escoltas, uno de ellos era Fernando Muñoz, ex comisario de Puerto Vallarta.
Llegó al restaurante y luego ingresó su agresor, quien se sentó a la misma mesa con él por poco menos de media hora antes de que iniciará el tiroteo.
La fiscalía dijo que había más atacantes en el sitio, tanto dentro como fuera del lugar y se presume que alguno de ellos se llevó una mochila con la que llegó el ahora occiso.
En el sitio se aseguraron 9 armas largas y 9 cortas, la mayoría de sus escoltas, las cuales no tenían registro.
También se dio a conocer que de manera extraña, Salvador Llamas tenía asignados a 50 escoltas de manera irregular y pagados por el propio ayuntamiento de Puerto Vallarta, pero solo la mitad figuran de manera oficial.
Autoridades siguen investigando el posible móvil del asesinato y la búsqueda de los causantes continúa.